Hace 20 años que le envía mensajes por radio a su hijo desaparecido


Hace 20 años, el capitán de la Policía Carlos Alberto Hernández desapareció en el Meta sin dejar rastro, las autoridades presumen que se trató de un secuestro por parte de la guerrilla de las FARC, pero no tienen certeza. Desde entonces, todos los días su madre Lilia Hernández le envía un mensaje matutino radial, por si la puede escuchar.
Cada mañana, Lilia llama a 'La carrilera de las cinco', programa de la emisora Antena 2 que durante una hora le abre un espacio a familiares de secuestrados para que les envíen mensajes al aire. Así, le cuenta a su hijo sobre la vida de su padre, sus hermanos y sus hijos, y le dice siempre que lo ama y extraña; según le contó a El Tiempo.
El 24 de noviembre de 1997, el capitán Hernández desapareció en un municipio desconocido del departamento del Meta. A su capital, Villavicencio, fue días antes tras recibir una llamada anónima en la que, supuestamente, le entregarían el carro recién robado de su esposa a cambio de una suma de dinero. Pero, al parecer, todo fue un engaño.
El capitán viajó ese lunes, un día después de la llamada. El martes siguiente un compañero de trabajo contactó a su madre Lilia para preguntarle por qué su hijo no había ido a trabajar esos días. De inmediato llamó a Bibiana, esposa de Carlos, quien le confirmó que esa noche no había llegado a dormir a su casa, relata El Tiempo.
Averiguaciones de su familia pudieron constatar que el capitán viajó con tres amigos más -también desaparecidos- a Guamal, y encontraron el carro en el que viajaban en la vereda Montecristo de ese municipio. La zona era de influencia de los frentes 34 y 52 de las FARC, por lo que las autoridades suponen que se trató de un secuestro de esta ex guerrilla, aunque no dieron nunca con las razones del móvil.
Pese a investigaciones personales, a viajes y estafas, la familia del capitán Carlos no supo nada de él desde entonces, jamás han recibido alguna información y ningún grupo al margen de la ley se ha adjudicado el posible secuestro. Por eso, Lilia no pierde la esperanza de que su hijo la escuche a través de los mensajes radiales.



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