López Obrador vs la violencia narco: los planes del nuevo presidente mexicano y la reacción de los cárteles ante un cambio inédito


El próximo mandatario recibirá un país aterrorizado por el crimen, con miles de muertos y desaparecidos y más de 200 grupos criminales operativos que han infiltrado todas las fuerzas de seguridad. Aun así, prometió pacificar el país en tres años. ¿Es posible?

La detención y extradición de “El Chapo” Guzmásn no ha detenido la violencia narco que hace estragos cada día en México.

El 3 de enero de 2018, cuando todavía era precandidato a la Presidencia de México, Andrés Manuel López Obrador dijo en un mitin en Izamal, Yucatán, que uno de sus compromisos era enfrentar la inseguridad y la violencia. Ahí, se comprometió a pacificar al país en tres años.
"Yo voy a conseguir la paz, ese es mi compromiso, voy a conseguir la paz y voy a terminar con la guerra, no vamos a continuar con la misma estrategia que no ha dado resultados… A mitad del sexenio ya no habrá guerra", enfatizó.
Ahora, como próximo Presidente de México, tendrá la oportunidad de poner en práctica un nuevo proyecto para terminar con el crimen en el que contempla proponer al Congreso una ley de amnistía para gente involucrada en el narco, en casos específicos hasta un indulto, y presentar una propuesta para la despenalización de la siembra y trasiego de marihuana.
Una de las principales estrategias del próximo gobierno de México, será regresar paulatinamente el Ejército a los cuárteles, pues desde 2006 hace labores de policía civil en la guerra contra el narco; regresar a la estructura de gobierno la Secretaría de Seguridad Pública –desaparecida por Enrique Peña Nieto-, crear una nueva institución de inteligencia y una distribución más eficiente del gasto, entre otros.

"El objetivo es cerrar el ciclo de guerra, de violencia que vive nuestro país, sin pasar por la impunidad
", aseguró el viernes el próximo secretario de Seguridad Alfonso Durazo Montaño, durante la presentación de lo que llamó la "Receta Mexicana para la Pacificación del País".
La pacificación es uno de los 10 puntos que contempla el programa de López Obrador.
"El primero es cerrar el ciclo de guerra. El segundo, lograr un punto de inflexión de la violencia criminal en un plazo de 180 días. Número 3: recuperar la confianza de la sociedad en los cuerpos de seguridad. Cuatro: afianzar la estrategia en un plazo de tres años y, finalmente, entregar un país en paz y tranquilidad en 2024", expuso Durazo en abril pasado en el prestigiado Colegio de México.
Otro de los puntos es atacar el sistema financiero ilícito generado por el narcotráfico
AMLO EN 2000-2005
Entre 2000 y 2005, López Obrador fue jefe de gobierno de la Ciudad de México, durante un tiempo considerada la más peligrosa del país. Logró estadísticas positivas en su luchas  contra la delincuencia pero el problema, a juicio de analistas, es que han pasado 13 años y en ese tiempo el crimen organizado ha crecido, se ha fragmentado, se ha diversificado y se ha vuelto más violento.
Como parte de su proyecto de seguridad, el gobierno de AMLO en la capital implementó las reuniones diarias con el área responsable y asumió la meta de alcanzar "cero tortura" de parte de los cuerpos policiacos.
Parte central fue el diseño de un nuevo sistema de territorialización que permitiera a la policía una operación más efectiva para el desmembramiento de bandas. También realizó una reestructuración de la Fiscalía local y de los cuerpos policiacos.
Los resultados fueron favorables. La tasa de homicidios disminuyó durante su gobierno de 9,01 casos por cada 100.000 habitantes hasta 7,32, según los datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.
La cifra de secuestros, que estaba en 141 por cada 100.000 habitantes, disminuyó a 103 en 2005. Fue precisamente este delito el que detonó en la capital la llamada marcha "Rescatemos México" en contra de la inseguridad, luego de haberse registrado secuestros de alto perfil como el del hijo del empresario Alejandro Martí, asesinado por sus captores.

El robo de vehículos, los asaltos a transeúntes y la extorsión también registraron cifras a la baja.
Ahora, como Presidente, López Obrador buscará recuperar parte de esa fórmula con programas como el que acordó con empresarios para contratar a jóvenes bajo la figura de aprendices.
Iván Briscoe, director del Crisis Group para Latinoamérica y El Caribe, consideró que el proyecto del izquierdista es muy parecido al que implementaron Antanas Mockus, como alcalde Bogotá, Colombia, y Sergio Fajardo, en Medellín, "el fortalecer procesos de inserción social y medidas para los más pobres, crear un sentido cívico", lo cual dio resultado en estas ciudades, pero llevó la violencia a otras capitales.
La gran pregunta

Al narco no le gustan los cambios, según analistas, y la pregunta ahora es cómo van a reaccionar los cárteles, ante un cambio de gobierno en México que no sólo será de personas sino de ideología y de todo un sistema.
Actualmente los dos grandes cárteles en el país, Sinaloa y Jalisco Nueva Generación (CJNG), mantienen una lucha sangrienta por apoderarse de territorios y su interior enfrentan también violentas divisiones.
"No sabemos qué es lo que va a pasar, porque vamos a ver una transformación completa y los narcos van a seguir necesitando del estado, porque ellos requieren de un estado corrupto. AMLO ha dicho que va a combatir la corrupción, pero no ha dicho cómo y tampoco es tan fácil con el nivel de corrupción y de impunidad que tiene México", dijo a Infobae Jonathan Rose, profesor asistente de Justicia Criminal en al Holly Family University en Estados Unidos.
Aseguró que desde 2005, la última vez que López Obrador ocupó un cargo público, el crimen en México ha evolucionado y ahora se ven estrategias que antes ni siquiera se conocían. Hace 13 años en México se hablaba de entre 9 y 11 cárteles, ahora, después de la fragmentación se habla de más de 200 grupos criminales, de algunos ni siquiera se sabe quiénes son los líderes. Y por otro lado, tendrá que revertir el fracaso de la militarización de la guerra contra el narco, así como replantear los programas de colaboración bilateral con Estados Unidos.
"Vamos a ver una parte de nuevos políticos, pero los jueces y las policías van a ser los mismos, cambiar el sistema no es fácil, no va a ser fácil, depende la estrategia, puede haber más violencia", expresó.
La amnistía y la legalización
Una de las propuestas más polémicas del próximo presidente es la de una ley de amnistía para los responsables de algunos delitos como una estrategia para pacificar al país, aunque su equipo ha explicado que no aplicaría en caso de violaciones graves de derechos humanos, extorsión, secuestro y actos de naturaleza violenta, ha encontrado muchas voces en contra.
Iván Briscoe, señaló a Infobae que puede dar algún resultado si los cárteles se comprometen a reparar el daño, pero bajo ningún tipo de circunstancia debe prestarse a una negociación política.
Según el equipo de López Obrador, esta amnistía podría aplicar para los casos de narcomenudeo, jóvene, niños y mujeres.
"La confesión de la verdad es extremadamente peligroso para el crimen organizado porque los grandes peces gordos con los que el gobierno ha hecho cómplices, y no van a confesar", expresó Briscoe.

Olga Sánchez Cordero, posible Ministra del Interior del nuevo gobierno ha señalado que se presentará al Congreso una iniciativa para despenalizar la siembra y el trasiego de mariguana, así como la amapola para uso farmacéutico.
Pero a juicio de los analistas, esta medida llega tarde, porque los grandes cárteles la mariguana ya dejó de ser negocio, por eso se han centrado en drogas más fuertes como las metanfetaminas, la cocaína y la heroína.
"La legalización no va a resolver el tema de la violencia generada por el narco. En muchos lugares de América Latina es de facto legal. Hay que ver la experiencia de Holanda en los 80: Si legalizas y aceptas el consumo y la distribución de una droga blanda, de alguna manera sacas el oxígeno de los mercados de las drogas más fuertes como la cocaína y heroína, pero México no es gran consumidor, es traficante es una economía ilícita masiva y no va a tener esos efectos tan importantes que tuvo en lugares como Holanda", dijo Briscoe.



















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